martes, 28 de enero de 2014

BUEN VIVIR



Digamos que el componente trágico de su vida fue justamente tener una buena vida.
Buena en el sentido de lo material.  Una casa cómoda con jardín al frente y jardín al fondo con juegos para chicos, un cuarto amplio y luminoso con espacio para juguetes mesa para la computadora, pizarrón, biblioteca y todo lo necesario para estar lo suficientemente aislado para hacer “casi” lo que quisiera, y es “casi” porque también había un amplificador de ruidos que en la cocina y el dormitorio de sus padres  se escuchaba y además una camarita de TV para que su papá supiera todo lo que pasaba en ese cuarto desde su celular.
No había hermanos que compitieran con el cariño de sus padres, arquitecto él contadora pública ella que sin ser exageradamente solventes tenían un poco más que buen pasar.
Ambos provenían de padres profesionales y amigos entre sí que sin decirlo públicamente habían concertado el matrimonio de sus hijos para que el gueto no se abriera demasiado y no les ocurriera como a otras parejas de su grupo de referencia que se habían casado con gente “de afuera” y a los pocos años habían roto el compromiso matrimonial.
Dos temporadas de vacaciones en cada año, con paseos dentro o fuera del país siempre en lugares cómodos y nada de “turismo aventura” todo tenía que ser previsible.
Casi siempre los paseos se hacían con el auto propio pero si el lugar elegido estaba a más de quinientos kilómetros era con avión y alquiler de auto, siempre hoteles nada de cabañas porque había que trabajar y ya bastante trabajaban en sus ocupaciones habituales.
Medicina prepaga de calidad con controles regulares de salud y bienestar y obviamente escuelas de un alto nivel de exigencia, bilingüe y trilingüe y sus compañeros de clase, maestros y  profesores profundamente investigados para que no haya contaminación ideológica o más peligrosa o casi tan peligrosa: la orientación sexual, docentes separados u otras aberraciones.
Digamos que había “buena vida”, querido por sus padres, atendido, mimado, cuidado, todo lo que tenía o le sucedía era parte natural de la vida y nunca se le ocurrió que eso podía faltar o cambiar pero sabiendo que la vida también otorga sorpresas no deseadas, que en la TV también se ven pobres, hambrientos, desalojados, suicidas, criminales y otras yerbas ya desde su primera adolescencia tomó conciencia que debía prepararse para un futuro incierto.  Podía suceder un infarto de su padre y tener que presidir la familia o la quiebra económica o que sus padres se divorciaran y perdiera algunos privilegios.  Debía prepararse, blindarse, y debía hacerlo sin conocimiento de nadie.
Pero aún era muy joven, recién le empezaban a salir los pelos en la pierna, tuvo la suficiente madurez para saber que era demasiado pronto para armar su estrategia defensiva y mientras tanto lo que tenía que si hacer era planificar lo que sería su futuro.
Desde pequeño que espiaba a sus padres en el ámbito íntimo del cuarto nupcial se aburría con los modos que tenían de cambiarse saludarse vestirse acostarse y se divertía con los juegos sexuales, la búsqueda de posiciones, las palabras en voz baja que eran inteligibles desde donde escuchaba pero oía perfectamente los quejidos de ambos, los ayes cuando ambos se penetraban y demás.
Siempre supo que esos encuentros eran placenteros para los protagonistas.
Con su primera simpatía a los catorce  años  hubo solo manoseos de investigación y masturbaciones mutuas.  A los quince ya era un experto lector de triple X pero no había tenido más que eso.  Y una tarde fue donde le habían dicho y tuvo mujer pagando.  El dato y la plata se la había dado su propio padre orgullosísimo de que su hijo ya era “hombre”.  De la prostituta se hizo habitué e iba casi todas las semanas con la plata que le daba su padre o con la que le sacaba a su madre que también conocía lo que pasaba y opinaba que era correctísimo que vaya con una prostituta y no con la noviecita a la que había que respetar.
Una tarde de invierno, un domingo, en su cuarto y con su noviecita quinceañera comenzaron el habitual manoseo para masturbarse pero él quería más, la convenció de desvestirse mutuamente mientras seguían con el juego, intentó la penetración pero ella se resistió, en la excitación le gritó y ella lloraba y no quería, entonces le pegó una cachetada, fuerte, sonora, y ella no gritó, paró de llorar y lo miró con temor, desesperada y se entregó.  El no fue ni brusco ni violento hizo todo lo que había que hacer y que había aprendido para que se lubricara bien y luego la poseyó, ella disfrutó nada: el dolor de la cachetada, el rasgado del himen  y el susto por la sangre fueron el condimento del temor y el susto…esperaron un rato y en el nuevo movimiento pélvico el disfrute fue de los dos.  Y el sexo fue sin cuidados y por supuesto al mes la falta de la menstruación indicó el error.
Consultó con su prostituta y tuvo orientación, resuelta la crisis se encontró con tres adquisiciones, querida gratis, prostituta propia y médica para los errores evitables.   Empezó a ofrecer los servicios a sus compañeros de colegio.  Hizo un acuerdo comercial con su prostituta: mitad y mitad.  Además y con conocidos sin vinculación con su circuito habitual ofrecía a su querida que al principio no quiso pero un par de cachetadas y unos pesos para ropa maquillaje y áridos la convencieron.
Cuando entró a la universidad, privada por supuesto, comenzó dos carreras simultáneas: derecho y administración.  Se recibió de ambas casi al mismo tiempo, para esa época ya vivía solo en un departamento regalado por sus padres en premio a su contracción en los estudios, en una buena zona y vivienda despampanante.  Pero además su patrimonio había crecido: alquilaba dos viviendas donde ya tenía cuatro mujeres que trabajaban para él a mitad y mitad, un par de jóvenes forzudos que cuidaban sus pertenencias y dos queridas de alta alcurnia, la primera que además la utilizaba él mismo y una amiga de ella que se plegó al negocio con ganas de ahorrar para irse a vivir sola y además viajar.
Todo el grupo no superaba los veinticinco años de edad, se llevaban bien y nadie celaba, el retobo se resolvía con una cachetada.  La médica había sido convocada pocas veces y sus honorarios eran interesantes, una de esas tardes la invitó a su departamento e intentó tener sexo, pero hubo resistencia, en este caso no pegó, no cacheteó, no violó, pero sí amenazó: tenía filmadas las intervenciones y la doblegó, pero le exigió más, la penetró de todas las formas posibles y con mucho dolor para que nunca más se resistiera a sus reclamos pero además le exigió que le presentara mujeres para su negocio, esas mujeres que ella había ayudado a no parir y que le debían favores.
Cuando estaba dando vuelta los treinta tenía unas cien mujeres trabajando para él solo en la capital, otras veinte mujeres para el tratamiento VIP a funcionarios del gobierno y de empresas importantes un grupo de forzudos y experimentados cuidadores y transacciones por varios kilos de áridos diarios.   
El mercado era receptivo a nuevos nichos del negocio entonces encaró una línea destinada a mujeres y hombres de más de cincuenta.
Cuando hizo la primera selección de prostitutas finas para ese segmento la primera mujer que entrevistó era su padre.   

lunes, 27 de enero de 2014

LA PLAYA



Mi hermano mayor, mayor justo cuatro años y mi hermana menor a la que le supero en ocho me miran con envidia porque no van y placer porque no me verán por 15 días y la incógnita de porque voy yo y porque voy solo y porque ellos no van y porque tampoco mis viejos, y yo, desde mis once años, armo la mochila sobradoramente pero también inquieto.
Es la primera vez que encaro la aventura de un campamento, carpa, cocinar el propio desayuno, búsqueda del tesoro, encender fuego, fogón con guitarra y también lavar las ollas, morochas se llaman.
Mi mamá maestra de grado, pelo corto, agradable, siempre sonriendo y con reiterados repetidos y constantes mimos hacia mi persona que mis hermanos resaltan escondiéndome los útiles de la escuela, crema de dientes en el portalápices o mucha sal en las comidas.
Mi papá encargado en una empresa textil que fabrican tela para frazadas, llega a casa siempre lleno de polvillo del desmenuzamiento de los rezagos de tela que se usa para la fabricación del producto y dice que no se cambia ni se ducha en la fábrica porque no le gusta compartir con “esos negros” sus espacios íntimos.  Mi papá nunca habla, nunca acaricia, nunca besa…tampoco lee ni escucha la radio…llega se ducha y se pone el pijama, se sienta frente a la tele hasta la hora de la cena, cena en silencio y se pone de nuevo frente a la tele hasta la hora de irse a dormir, mientras mi mamá habla y habla y nosotros tres nos molestamos.
Mi mamá les contó a todas sus amigas y por supuesto a las otras maestras del colegio, porque yo voy al colegio donde mi mamá es maestra. Ah, mis hermanos también…bueno les ha contado a todos que soy muy valiente porque encaro esta aventura solito y que ya estoy muy crecidito y que pena que el nene “me crece”.
Yo sigo inquieto, voy a estar en un lugar desconocido, con chicos que veré por primera vez y con maestros nuevos.  Dicen que el clima me va a hacer bien pero yo igual estoy inquieto…
Viernes por la mañana, mi papá pidió permiso en el trabajo para llegar más tarde y mi mamá avisó en la escuela que estaba con fiebre, mentira, y con toda la familia tomamos el colectivo que nos lleva hasta la terminal de ómnibus para encontrarnos con todo el contingente, el colectivo lleno y mi mochila le molesta a la gente que me mira imaginando que toda esta familia podría haber tomado un taxi que en definitiva entre cinco boletos y un taxi no hay demasiada diferencia.  Yo “escucho” ese malhumor y la miro a mi mamá que me sonríe como diciendo no pasa nada pichón, todo bien.
Primer contratiempo, se descompone el colectivo y todos tenemos que bajar para esperar el de atrás pero el de atrás ya viene con pasajeros y nosotros no entramos entonces mi papá decide parar un taxi y el segundo contratiempo es que el taxista no quiere cinco personas más el bulto y se va y voy a llegar tarde y me voy a perder la excursión a la playa, la playa por primera vez en mi vida. Paramos otro taxi y este sí nos deja subir a todos un poco apretados pero le pide a mi papá una propina para dejarnos subir a todos porque dice que la reglamentación no lo deja tanta gente. Hay mucho tránsito y nos vamos atrasando más y encima nos pasa el colectivo que bajamos medio vacío y mi papá está muy enojado y yo me pongo más inquieto.
Llegamos corriendo y yo llevando la mochila ni mi hermano ni mi papá me ayudan y es muy pesada y se me cae y se abre un cierre y se derrama parte de la ropa la juntamos de apuro con mi mamá y el cierre se zafó entonces mi mamá saca un alfiler de gancho de su cartera y con eso asegura lo que antes aseguraba el cierre entonces agarro la mochila abrazándola para que no se salgan las cosas, cuando llegamos ya al lado de toda la gente que vamos a viajar mi mamá saca otro alfiler de gancho y aseguramos mejor lo que el cierre que zafó no asegura.  Entonces mi mamá me dice que no ponga la mochila en el baúl del colectivo, que lleve la mochila conmigo así si se cae algo lo veo y tengo la mochila más protegida.  La verdad estoy ya tan agitado que no sé si no tengo que quedarme con mi mamá y no ir a esa excursión a la playa, pero no quiero demostrar miedo, no debo ir, debo ir, debo ir, me tengo que convencer que no pasa nada y que tengo que aprender a valerme.
Tengo señales: el colectivo que se rompe el tachero que no nos quiere llevar la mochila que se zafa el cierre son señales que dicen que me tengo que quedar pero no voy a demostrar miedo delante de mis hermanos y mi papá me mata después que pagó esta colonia y yo me hago el no sé qué y me niego a ir a último momento. Nooo con qué cara  voy a mirar a los pibes del barrio si ayer me mandaba la parte y hoy me cago todo. Nooo me banco y voy, pero ya estoy un poco agitado.
Se nos acerca el director del campamento es un muchacho no tan joven debe tener como veinticinco y viene con una mujer como de la misma edad y se la presenta a mis viejos; es la celadora de este grupo señor, es maestra de grado y tiene mucha experiencia en campamentos, se va a llevar muy bien con los chicos de este grupo que no son más de quince y estarán en dos carpas juntas, no se preocupen que su hijo la va a pasar muy bien y se va a divertir mucho.¿ Es tu primer experiencia de campamento no?.
¿Como una mujer mi celador?, No, no puede ser ¿cómo vamos a hacer los varones, no nos vamos a desvestir para dormir? ¡Uhh qué lío! Ya no me gusta mucho este campamento…ya estoy un poco más agitado.
Y salimos, el colectivo es un poco incómodo y como tengo la mochila conmigo en el asiento debajo de los pies viajo bastante apretado y con las piernas como en cuclillas.
Al lado mío hay un pibe de mi misma edad que está dele jugar con un celular así que no me da bola y no ni siquiera sé como se llama, pero sé que va a una escuela a dos cuadras de la mía y que va al mismo grado así que tiene once como yo.
Estoy un poco más agitado, si duermo un poco quizás se me pasa porque no sé donde puse el aparatito.
Dormí bastante, pero también falta bastante para llegar a la playa, estoy más tranquilo, ya ni siquiera agitado.  Voy a leer un poco las revistas que traje, mi compañero de banco sigue con el celu, ¿no se le acaban las baterías?
Llueve y el colectivo va más despacio, llegamos, llueve como la puta. El colectivo no entra al lugar del campamento porque es calle de tierra y dice que se va a quedar en el barro.  Entonces hay que bajar, sacar las mochilas del baúl, y buscar las capas porque llueve y llueve, yo tengo la mochila conmigo pero no traje capa.  Nos ponemos a caminar, somos como cuarenta me mojo hasta las pelotas, estoy empapado y me siento agitado de nuevo, voy a tratar que no se note, pero la maestra viene y me pregunta cómo me siento, debe saber, mi mamá le debe haber contado, no pasa nada, le digo, estoy bien, solo un poco enojado con la lluvia pero no hay problema, no sé si la maestra me escuchó lo último que dije porque se fue, en una de esas preguntó para mostrarse interesada pero no está interesada, en una de esas yo que me agito soy un problema para ella.
Llegamos, las carpas no están armadas, el director pide ayuda a otros del campamento y nos dice que nos pongamos a armar las carpas, mochilas al suelo todo embarrado, los grandes que ya están ahí ayudan pero se sorprenden que los chicos estemos como estemos y que las carpas no estuvieran armadas de antes.  Estamos recontramojados, las mochilas sucias así que no las podemos entrar a la carpa pero además seguro que todo lo de adentro está mojado o húmedo, estoy un poco más agitado y no me acuerdo donde puse el vaporizador, tengo que sacar todo de la mochila.  La maestra está un poco dispersa y el director corriendo de un lado a otro con el resto de los celadores.
Llegó la noche, las carpas armadas, dejó de llover fuerte y ahora es una lluvia de mierdita pero moja más.  Cenamos sándwiches y fruta porque no da para encender fuego.  Estamos cansados y con un poco de frio. Yo estoy un poco más agitado, trato de ocultarlo pero los chicos me miran.  Nos acostamos en la carpa, somos diez, me dieron una bolsa de dormir que está descocida y se le sale la gomaespuma por el agujero, pero estoy muy cansado y con sueño, también más agitado.
Saco todo de la mochila buscando el vaporizador, no lo encuentro, me agito más, doy vuelta todo pero no aparece, si el repuesto del remedio pero sin el vaporizador el repuesto no sirve para nada, la llaman por celular a mi mamá que le cuentan y se pone un poco nerviosa, seguro que se cayó cuando se rompió el cierre de la mochila, yo me pongo un poco más ansioso, la maestra también y dice que no se puede ir ahora a buscar una farmacia hasta mañana porque llueve de nuevo mucho y no hay un medio de locomoción para llegar hasta el pueblo cercano, pero hay como diez kilómetros de camino de tierra.
Yo me agito más y más, los quejidos de la respiración son muy fuertes y todos los chicos están pendientes de mí.  Y a mí me da vergüenza todo lo que pasa, me  quedo adormilado y sueño que encuentro el vaporizador y que cuando lo agarro se rompe la pipeta de vidrio y me corta la boca. Me despierto y estoy todo mojado, me oriné pero me da vergüenza cambiarme delante de todos pero el olor a pis invade y todos se dan cuenta de lo que pasó, algunos me miran con burla, otro se pone a llorar.
Me duermo de nuevo mojado y todo no me importa nada pero estoy cada vez más atacado, sueño de nuevo con el vaporizador, me pongo boca abajo en cuatro partas para abrir un poco los pulmones, me paro para ir afuera y choco con el techo de la carpa, me arrastro hasta afuera para respirar mejor, creo eso, saco la bolsa de dormir toda con olor a pis y la tiro en medio de la lluvia, me paro y levanto los brazos, la lluvia me moja, estoy muy agitado, viene el director yo grito, no tengo aire, estoy con un fuerte ataque de asma, me arrojo al piso de nuevo en cuatro patas, el director me alza, me zafo, estoy parado en medio de la lluvia, no parado, medio agachado, como si tuviera una joroba y me pesa en la espalda. Estoy muy atacado casi no puedo respirar.
Cuando los síntomas del asma empeoran, se produce una crisis de asma... En una crisis grave, las vías respiratorias pueden cerrarse tanto que los órganos vitales no reciben suficiente oxígeno.
En esos casos, la crisis asmática puede provocar la muerte.

sábado, 11 de enero de 2014

PALOMAR



EL PALOMAR – ROBERTO ALFIZ
Escuché lejano y sordo la apertura de la puerta de calle.
Escuché lejano y sordo el pisar sobre el pasto seco y luego el caminar sobre el pedregullo que cubre la entrada del auto...
-O dejó el auto a la entrada de la casa o directamente llegó caminando, obvio subte y tren es más fácil y rápido que venir en auto desde el centro con todo el tránsito y las calles cortadas por los re asfaltos en planes sin control que entrecruzan y dificultan los trayectos-le comenté a mis congéneres…
Finalmente la llave y la puerta que se abre muy despacio, con el cuidado  con que se manipula un gran bulto o una pieza frágil de cristal, de orfebrería, de arena mojada, de un árido recién horneado.
Hay una silla frente a nosotros, esto es todo lo que queda del mobiliario, nuestros dos palomares y esa silla vetusta fea desgastada desagradable reciclada de un rincón y que sirvió como base para sacar las arañas y convertir el artefacto de iluminación bonito agradable y diseñado a un humilde y desvencijado par de cables que sostiene una bombita de luz de las de 25 bujías para que sea más barata.
Poco a poco, en unas semanas y no en un día la casa se fue despoblando de las historias con que a lo largo de más de 40 años la fueron habitando la fueron vistiendo le dieron ese “olor” a hogar, y ahora esta vida se acaba... 
Acá hubo nacimientos cumpleaños casamientos pantalón largo defunciones inauguraciones corpiños festejos varios toallas higiénicas encuentros desencuentros chismes novedades navidades bautismos ocultamientos primeros coitos y primeros cigarrillos y también primeras masturbaciones.  Tantos acontecimientos se fueron yendo con la memoria de los que ya no habitan y lo restos de muebles trasladados en camionetas tan desvencijadas como la silla que sirvió de base para apagar la luz y encender otra.
Quedamos nosotros.  Vos y nosotros. Lo hiciste a propósito.  Querías que quedemos para el final. Este preciso final, este momento único y solos: vos y nosotros. 
Nos mirás con detenimiento. Cada estante de este palomar tiene un sentido y ese sentido se lo diste vos.  La parte derecha superior está dedicada a la ciencia ficción, tus amigos de la juventud Asimov Bradbury Blish Santos y otros hermanos te miran desde sus lomos donde figuran los nombres con que han sido bautizados.  Y sonreís contemplando  el orden lógico. Asimov y todos sus hijos desde donde te observan los robots las fundaciones, en una punta están los trífidos que te marcaron el miedo y también la ilustración del hombre que pergeñó Bradbury o las crónicas desde Marte que si no fueran fantasiosas serian lo que son reales de pura realidad.
Más abajo crimen y misterio desde donde Hammet Chandler o Mc Donnall discuten si es mejor la novela negra o el misterio del cuarto amarillo y Conan Doyle dando vida a Holmes, mientras Mankel y Agatha discuten si Bogart es el actor perfecto para hacer de cínico en el Halcón Maltés.

-Acá estoy yo, León Tolstoy, el dueño amo y señor de la novela Rusa…
-No señor, el cetro es mío aunque no sea ruso, nadie como yo ha sabido entretener a los púberes, yo soy Tarzán y mi padre es Bourroghs que no es una máquina de escribir y sí es una máquina de escribir…
-No señor –dice don León- yo fui parte de los primeros regalos de libros que recibiste ¿no es verdad Agustín? –

Y Agustín te despertás, aunque no estás dormido, y sentís que tus palomas, los libros que acumulaste y leíste uno por uno te hablan, te recuerdan sus argumentos, como los acariciaste marcaste ordenaste y construiste para ellos, tus hermanos, más de dos mil, estas dos bibliotecas, dos palomares como te gusta llamar.
Hacia la izquierda lo que se llama literatura de entretenimiento.  Te encontrás con Potter,

-¿hola Agustín? ¡Mírame!!! ¡Soy Harry!!! Hola, te entretuve aunque habías superado los 50 de edad eh…y creías que la novela juvenil estaba terminada eh…ojo adonde me vas a llevar y mucho cuidado donde me ponés eh, mirá que soy valioso y famoso, valioso porque te entretuve y famoso porque me prestaste y luchaste para recuperarme.
-Che Agustín no te olvides de mí, soy Jonathan Black y soy Ludlum soy Sheldon soy  soy-. Muchos “soy”,

Cada uno quiere ser tenido en cuenta, ¿no es así Agustín?
Y Agustín nos mira desde esa  silla para el cadalso.
Y ya vés Agustín tus hermanos ensordecedores quieren que sepas que están y que aunque los hayas acariciado en una sola lectura el hecho que les quitaras el polvo, que los cuidaras y elogiaras, que los registres es suficiente para que ellos acrecienten el amor por ti.
Y todo el resto de este palomar con literatura llamada seria, Bovary Gordon Capote Conrad Eco y tantos otros…Los 9 tomos de la historia de Grecia, la vida de Bonaparte, Pasteur, Kennedy y Chaplin y en un lugar preferencial Thomas Mann.

-Hola Agustín, soy Mann, sé que me entendés aunque no hables mi idioma, sé que me admirás, pues bien, yo también a ti, tu amor por los libros y por sus autores se transmite, es recíproco.  A mí también me interesa que en el otro lugar donde seguramente nos vas a llevar tengamos un espacio sano luminoso y limpio como acá en esta casa casi histórica, histórica para los habitantes de estos palomares.
-Además Agustín queremos agradecerte el adorno, en cada estante de cada división hay un recuerdo de viaje: un bailarín brasileño, una figura de un ortodoxo judío, un soldado escocés, un guerrero de terracota chino una muñeca de Japón una bailarina de flamenco un indio de ecuador un vikingo y más.


En el otro palomar tenés ordenado toda literatura de habla castellana…están los ensayos sobre la realidad de la Patria…Te mira Verbitski desde el lomo, varios de Majul, Cerrutti, Menem y Perón. La Fede de Gilbert, Zloto…
También están Almudena y Zafón en lugar destacado.


Agustín “escucha” a sus hermanos los libros, no se sorprende por el monólogo que establecen, por los reclamos que inauguran, inauguran dado que la situación de presunto traslado es original, han vivido toda su vida en estos palomares.  Mira los libros con nostalgia con amor, estos libros le han enseñado a hablar a puntualizar, le han paseado por la fantasía y por la realidad, le han dado criterios y mejorado el ocio.  Ama  sus libros y su amor se potencia al escuchar que sus libros le corresponden de la misma forma….mira y remira este palomar del habla castellana.


-¡Hola Agustín!! Soy Mempo, ¡nunca venís por el Chaco!!
-Hola amigo soy Shua te gustaron mis cuentos eh?


Y aquí esta Piñeyro... Agustín pusiste en un lugar preferencial a dos de tus mejores amigos, Mujica Lainez porque siempre te apasionó el detalle con que pinta una escalera o un cuadro, y te sentís subiendo la escalera y hasta pintando, también García Márquez, no lo querés por lo que piensa pero te admirás ante las fantasías tan creíbles que supo perfeccionar con habilidad mágica.
Tomando un café están Bonasso Serrano Martinez Saramago que te invitan a compartir un momento de paz y charlar obviamente sobre libros…

Ya es la hora, es la hora de embalar los recuerdos, es hora de esconder los pensamientos, es hora de ocultarse, nadie podrá secuestrar esta parte emocionante y conmocionante de tu vida, sabemos que es difícil pero más difícil será si se consuma lo que presumís…
Te parás y estirás los músculos, hacés un bollo de papel, dos bollos, tres bollos, das vuelta la vieja silla y la colocás al lado del palomar, encendés un fósforo y prendés un bollo que se transmite a otro, tomás el diario que traías cuando entraste a la casa, lo último que mirás es la fecha: 25 de marzo de 1976…

jueves, 9 de enero de 2014

OTRA VEZ LLEGO TARDE...



Otra vez llego tarde…
Increíble, nunca llego tarde a ningún lado siempre me tomo porciones de media hora de tal forma de estar siempre temprano no importa las contingencias del tránsito o del medio de transporte que elija o convenga…pero a la casa de mis tíos, a mi casa histórica, llego tarde y no es la primera vez.
Nunca viví en ella más que los fines de semana o alguna fiesta pero era para mí LA CASA…se inundaba con las lluvias, el ruido del tranvía hacía temblar las copas en el cristalero, las maderas del cuarto donde dormía o jugaba se movían de sus asentamientos, pero siempre fue mi mejor casa…la de los juegos la del mate con leche y el taller de relojería de mi abuelo.
Inés me había dicho que cerraban el cajón y la sala mortuoria antes de la media noche y que si quería ver a Jaime
–tenés que llegar temprano o como mínimo antes de la hora de la ceremonia anunciada. No me hagás lo de tus viejos toda la vida!!! Respetame y respetate, sos el nieto que siempre estuvo- .  Me sonaba el mensaje en el contestador casado con el teléfono fijo en el minúsculo triste y oscuro departamento que alquilaba en Flores bajo, es decir en el Flores barato, peligroso, desconfiado. Petiso esmirriado y de rubio pajizo el pelo tenía con mi abuelo la contingencia del asma, él pescado de joven cuando dormía en las obras en construcción y yo de ser el del medio.  
El velorio es en la casa familiar.  No sé porque Casa Familiar, allí no nacieron  ni mis padres, ni mi papá en verdad, ni mis tíos ni ninguno de nosotros tres pero le decíamos la Casa Familiar porque esas paredes albergaron la familia de mi viejo por 40 años y fue siempre el centro de reunión conjunción síntesis de las novedades y cambios en la familia..
Mi tía, soltera pero no solterona, el zaguán de entrada había sido testigo oscuro de sus encuentros amorosos con todos los proveedores del barrio, de la cuadra y los porteros de casi todos los edificios de departamentos de la manzana.  Nunca se casó y ni siquiera se lo propuso porque lo que le encantaba era la caricia, el encuentro, la seducción y probar otras salivas según me explicó el día que decidió que tenía que “avivarme”.
El tío “loco”, el menor de la familia, gran laburador  trabajó en la misma joyería desde que dejó la primaria hasta que se murió de un infarto cuando Atlanta perdió el campeonato y el tenía 35 años. Me decía que su drama eran mis abuelos,  porque como su hermana no se ocupaba él tenía que “parar la olla” y no podía independizarse ya que el laburo de relojero de mi abuelo no daba para nada, ni para pagar la luz decía.    
Por supuesto mi viejo que fugó de la casa a los diez y ocho y no se ocupó más de su familia histórica y mis abuelos.  Ella vieja, como eran los viejos de 60 que antes ya eran recontraviejos, que cocinaba, preparaba mate de leche y se sentaba interminables tardes en el escalón zaguanero a mirar como su propia casa se llenaba de telas de araña y mugre y no se ocupaba y mi abuelo, bohemio, asmático, eterno sombrero de ala angosta, saco negro y encorvado para aguantar la pesadez de sus pulmones cansados de trabajar para nada.
Relojero, oficio que me maravillaba, mi abuelo se ponía un ojo suplementario sobre el izquierdo y le daba a las minúsculas piecitas y yo desde pequeño me sentaba a su lado y miraba con deleite como recogía con herramientas de magia esas rayitas agujas muelles volantes escapes coronas, algunas no más gruesas que uno de mis pelos, mi abuelo me enseñaba los nombres y yo los repetía varias veces para no olvidarlos y les contaba los pibes del barrio y del colegio para darles envidia, y les daba.
Cuando llegué a la casa solo quedaba el lacayo en la puerta
-Ud es Don Roberto?  -me preguntó
Lo miré desde abajo, el tipo era morocho cabello corto y grandote, debía ser policía y este era una changa porque no daba el físic du rol para lacayo de cochería.
-Bueno porque me ordenaron que cierre el cajón con usted, lo dejaron abierto solo para que usted le dé su último saludo, ahí me dijo una señora que creo que es su tía que usted era el único nieto que lo visitaba y el único personaje familiar que le hablaba, usted a él y él a usted…es cierto eso? Porque nunca escuché nada igual.
Y el tipo hablaba y hablaba, hasta que le pedí que callara un poco, que me dejara hacer el duelo. -Terminala querés? -Le dije suavemente, y el tipo la terminó.
Caminé despacio hasta el cuarto familiar, el cuarto que compartía con su mujer, con mi abuela, con la madre de mi viejo, aunque en realidad era solo yo el que la trataba como hijo, porque los dos que le quedaban cumplían con el rito de saludar para el cumpleaños y nada más.
Y ahí estaba el cajón subido a unos aparatos extraños y brillosos y Jaime dentro, rodeado de una fantasmal tela, vestido con el eterno y manchado traje negro, eterna y manchada corbata azul y con el sombrero puesto, las manos cruzadas sobre la panza y sobre la panza una hortensia. Esa hortensia era de una maceta que estaba al lado de la puerta de entrada al cuarto,  Ni una corona, nadie se molestó, el lacayo me dijo que además de la familia, poca y la poca gente de la cuadra, casi nadie participó de este óbito, dijo óbito como palabra recién aprendida, y debía ser así, puso cara de orgullo por usar esa palabra.
Me senté en una silla de las que rodeaban la mesa del comedor inexistente pero que componía el moblaje de este enorme cuarto.  Rodeé con la mirada reconociendo los rincones y los muebles y ví titilando la máquina de mensajes.
-Usted tiene cuatro  mensajes nuevos, para escucha presione…Yo tengo cuatro mensajes? Me dije en tono irónico y luego me arrepentí, estaba ante un muerto.  Apreté la tecla y escuché: -primer mensaje nuevo: Roberto me voy a morir, no no me voy a morir, ya estoy muerto, esto te lo digo desde el averno…sos el único que…segundo mensaje nuevo: me ha reconocido como abuelo y elogiado mi trabajo vos sos el …tercer mensaje nuevo: heredero de mis sueños bohemios entonces…cuarto mensaje nuevo: te dejo el libro de poemas juveniles, ahora tapa el cajón, tengo frío.