lunes, 25 de junio de 2012

Europa 1980 - Carta número siete - los cuatro dias de Roma

Barcelona Roma en poco más de una hora, aeropuerto enoooorme con ventanillas para todo…en una de ellas: ATENZIONE A PASAGGEROS conseguimos hotel: Margaret, 23 dólares con desayuno…pero cuando releo lo recorrido es un vahido, me parece mentira todo esto en cuatro días y además dormir por la noche: Fontana Di Trevi (castañas incluidas), Piaza Spagna (con sentada en los escalones obvio y al lado de las macetas con flores y visita a los negocios de mayor marca), Villa Borghese (con vueltas carneras en el pasto que era como un colchón),  finalmente cenamos frente al hotel por 6 dólares, los dos…
Piaza Capitolio, Palacios y Museos, Piaza Venecia, Monumento a Victorio II, Foro Romano (muuuy caminado y escuchado con grabador y audífonos: MIRE HACIA ATRÁS, EN ESE LUGAR SE SENTABA JULIO CESAR A PENSAR, y nosotros hacíamos lo mismo), el Coliseo (sin leones ni esclavos pero con artesanos que vendían objetos de dos mil años de antigüedad envejecidos en ese preciso instante), Arco de Constantino, el Palatino; palacios Imperiales, San Pedro in Vicoli (alguna iglesia era imperdonable no ir), Santa Maria Maggiore, EUR (que es un barrio nuevo y no vale la pena repetir), por supuesto la visita de TODO el día al Vaticano y San Pedro, Termas de Caracalla (los romanos con termas pero los nazis aquí asesinaron cientos de italianos), Via Apia Antica, Catacumbas…además de todo lo que cuento que fue caminando tomamos un bus turístico, que es uno de línea metropolitano pero que hace un recorrido turístico con el chofer como guía y que por supuesto recorre los mismos lugares visitados a gamba…

lunes, 11 de junio de 2012

Europa 1980 - Sexto...correo que no es postal

Cuando averiguamos los del viaje de Granada a Barcelona y nos dijeron que era de 23 hs. casi nos caemos de culo, no pensábamos perder un día viajando, por más que ese viaje nos ahorrara una noche de hotel.  Encaré hacia Aerolíneas Argentinas y en las oficinas coquetísimas y con una atención para resolver nos extendieron sin pagar un peso el viaje de Granada a Barcelona…resuelto lo cual ahora encaramos al aeropuerto de Granada que era un verdadero pandemónium de desorganización, falta de filas, desorden por doquier y con las valijas al hombro hasta el avión donde te las subían a la bodega.  En cambio el arribo a Barcelona, un aeropuerto hermoso y pulcro, organizado y protector, por una cinta llegamos al tren que nos acerca a la ciudad en poco más de diez minutos, la estación del tren en la ciudad era comparable al aeropuerto y de ahí en un taxi de nuestros primos y si bien nos esperaban la sorpresa fue descomunal, Susana, su esposo y sus hijos nos recibieron con afecto y disposición.  Ellos viven de la caza y la pesca, más que modestamente, hay auto y heladera llena pero a salto de mata, en los veranos venden en las playas posters de Mafalda truchos y así casi siempre, de eso van viviendo...
Con ellos no solo recorrimos a pie la ciudad que nos resultó tal como la habíamos leído, lo cual ya es un tanto a favor, sino además que recorrimos con sentido de reconocimiento profundo las creaciones arquitectónicas de Gaudí: el Parque Güell, la casa La Pedrera, la Iglesia de la Sagrada Familia, y cada cosa, cada paseo, cada vista una sorpresa para la vista y el conocimiento, en cada lugar se abría un cajoncito de la memoria para ir atesorando. 
Averiguamos el tren de Barcelona a Roma, otras 24 hs, aunque pasando por Mónaco y otros lujos, pero noooo, decidimos volver a las oficinas de Aerolíneas y ver que podíamos organizar con nuestro millaje, porque el pasaje nuestro no era punto a punto, eso no existía, era millaje:  Baires Madrid,  Innsbruck Zúrich Paris Londres Baires, la cuestión es que pudimos incluir Barcelona Roma sin pagar nada, hicimos unas compritas, Susana nos cargó con 15, si quince libros de misterio de regalo para nosotros que nos resultó una molestia enorme por el peso y porque tuvimos que comprar un bolso especial solo para ellos, como decir que no al afecto con que hicieron todo lo que hicieron mientras compartimos esos días, pero la verdad más que un regalo resultó un engorro de aquellos.
Llegamos a Roma, una hora veinte minutos en lugar de un día entero.

miércoles, 6 de junio de 2012

Europa 1980 - Quinta Postal

De Madrid a Córdoba, ocho horas de tren. De Córdoba a Sevilla dos horas y de Sevilla a Granada cuatro. Eso en 1980. Además de los recorridos y visitas para los que haré comentarios hubo algunas situaciones no previstas dignas de compartir.
En el viaje de Madrid a Córdoba en el compartimiento del tren éramos cuatro personas. La otra pareja era gente mayor, pasando los cincuenta. Cuando comentamos desde donde veníamos y la sorpresa que nos generaba el clima de libertad de los jóvenes y lo que se respiraba en las calles, los titulares de los diarios y etcétera, el hombre, jubilado de ferrocarriles, nos indicó con un gesto en los labios que no era conveniente hablar de “esos temas” porque a pesar que ya han pasado cinco años del fallecimiento del “generalísimo” su fantasma aún recorre España y en especial Madrid, y esto lo dijo con un profundo sentimiento de temor, según mi interpretación de su gesto y sus palabras, a partir de allí fue imposible continuar charlando, se negó a contar hablar y mostrar y su mujer como temblando se durmió o por lo menos disimuló su sueño.
Cuando llegamos a Córdoba y luego de recorrer los restos históricos de la presencia árabe, disfrutar de su arquitectura, de saciarme con esos panoramas hollados por quienes desarrollaron desde el CERO hasta las palabras de la vida cotidiana: almohada, toalla, alfeizar y tanto tanto, decía que luego del paseo nos sentamos en una plaza a comer los sándwiches que traíamos y vimos como en un bar de la vereda de enfrente se sentaba a las mesas en la calle  una numerosa familia que sacaba de sus canastos la comida y pedían al mesero la bebida, por supuesto cruzamos hacia ellos nos sentamos cerquita y pidiendo nuestras aguas continuamos con los madrileños sándwiches y tortillas.
Sevilla y Granada, la Alhambra y el Generalife las cuevas gitanas, los tablados, las calles, los negocios con recuerdos para turistas con miniaturas de lo que veíamos, fotos, postales y cosas, buscamos un teléfono público porque necesitamos saber cómo estaban nuestros hijos, era como una manera de compartir con ellos la emoción de tanta belleza, tanta historia, tanta arquitectura de diseño de hace mil años, los baños de vapor, las celosías…en fin, mi limitación verbal me impide transmitir no solo lo que vemos sino las emociones que provocan.

martes, 5 de junio de 2012

Europa 1980 - Abril nos sigue ecompañando


Un intermedio, estamos en 1980.
En la Patria: Dictadura.   Mi mujer: Abogada; especialidad: defensora de los derechos humanos, y unos meses antes del viaje que estamos relatando había conseguido que los jueces de esta dictadura le permitan salir del país a un detenido de origen español.
Y partió con su mujer hace ya unos meses a España y nosotros en España fuimos a visitarlos.  Lo extraño de todo esto, para sumar, es que mi mujer no lo conocía personalmente, acudió en la defensa de este hombre, miembro de la Comisión Interna de una fábrica de juguetes, porque su mujer acudió a la organización a la que pertenecía mi mujer solicitando ayuda, y ella, mi mujer, hizo toda la defensa y hasta la solicitud, aprobada, de expulsarlo del país sin haberlo visto nunca, ni siquiera en fotos…entonces a imaginarse el encuentro, los abrazos interminables las lágrimas imposibles de detener, los cuatro llorando a lagrima viva y abrazándonos como una colmena.  Los vecinos pasaban por la vereda y nos miraban con simpatía pero no sabían si llorábamos por tristeza o alegría, pero los más cercanos conocían toda la historia y venían a conocer a la mujer argentina que había salvado al españolito de una muerte casi segura y todos lloraban y reían y rápidamente se armó un encuentro y aparecieron los quesos jamones y vinos, celebramos hasta muy tarde la fiesta que era una fiesta.  Al otro día con Isa y Adolfo fuimos a conocer Chin Chon, a unos setenta kilómetros de Madrid y en una campiña hermosa hicimos pic nic al costado de un castillo castillo, medio destruido pero que en su interior se fabricaban en unos alambiques antiquísimos un licor delicioso.
El pueblo, la ciudad, con calles cuya anchura era para que pasen carros o jinetes a caballo, que el centro era una plaza seca redonda y para las “corridas” los vecinos colocaban vallas en las bocacalles que daban a la plaza y desde los balcones vivaban al torero.
Cenamos en un restaurante bajo tierra donde están las cavas del mismo. Junto a unos toneles que pasaban los tres metros de altura y donde se alberga el vino.

Europa 1980 - Seguimos en la primer semana de abril

Visitamos el Escorial y el Valle de los Caídos, visitamos Toledo...El Escorial es un palacio triste, denso, cargado, con muuuchas pinturas tapices, con muchos muebles dignos de ver y comentar, con muuuchos cuartos y pocooos baños de aquella época.
Los tapices, muchos de Flandes, dignos de mirar de cerca y de lejos, de cerca para admirar su tejido y de lejos para embellecer los ojos con sus formas, los cuadros siempre de la familia real o de alguien de la familia real, sus pliegues, muecas, vestidos, en fin su poder estético...los cuartos y sus muebles muchos enjaezados maravillosamente...sus tumbas y el pudridero, donde van, ya muertos, los miembros de la monarquía hasta que se le van los olores y los dolores familiares  y luego se los "entierra", es un decir porque no van a tierra sino a sarcófagos. Palacio grande y palacio pequeño, donde la monarquía pecaba, dabas y recibías y todo con un "permiso señor Rey, disculpe señora Reina", pero daban y recibían con perdón de dios.
El Valle de los Caídos es un monumento a la muerte, de una magnificencia que asusta, de una enormidad que atemoriza, pesado y siniestro.
La visita y recorrida de Toledo me reconcilió con los invasores de América. 
Sus edificios, calles, ventanas, flores, palacios y casas, gentes y gentes.  Las paredes en diagonal, los techos en maderas riquísimas, las ventanas enrejadas con gusto y presencia. Hasta las celdas parecen realizadas para que 500 años después un americanito de la Argentina se sienta transportado a los poemas de Garcilaso de Manrique al Capitán Alatriste del escritor contemporáneo y de aquellos árabes judíos cristianos que escribieron esa civilización.