Esta historia es verídica.
Viudo de mi primer mujer con la que compartí 27 años, tengo tres hijos nacidos entre las Tres A y la dictadura genocida que invadió mi patria, mujer mujer varón, ya se valen por sus propios medios, fueron educados en la independencia y la solidaridad, la ironía es que esa independencia también la usan conmigo, situación no prevista en los manuales.
Tengo algunos primos con los que nos vemos poco pero estamos en contacto.
Tengo algunos primos con los que nos vemos poco pero estamos en contacto.
Mi madre vino a la argentina en 1926 con sus padres, dos tíos, hermanos de su papá y dos hermanos de ella, uno de ellos falleció sin dejar descendencia y el otro, también fallecido tuvo dos hijas, es decir que no habiendo descendencia masculina el apellido de mi madre hubiera desaparecido de la guía telefónica si una de mis primas no se hubiese casado con un personaje que no se permitía figurar en la misma y por lo tanto estaba ella con su apellido de soltera, si esto no hubiera sucedido la historia que voy a relatar no hubiera existido y el placer del contacto contigo no se hubiera producido.
Porque contarte esta historia de la que debe haber cientas o miles iguales, es para mí un placer que se repite cuando la repito y en cada oportunidad vuelvo a emocionarme y se me quiebra la voz, se empañan mis ojos, es una alegría enorme a pesar de la congoja compartir lo que voy a relatar.
Principio de diciembre organizamos encontrarnos entre los primos en una cena.
Porque contarte esta historia de la que debe haber cientas o miles iguales, es para mí un placer que se repite cuando la repito y en cada oportunidad vuelvo a emocionarme y se me quiebra la voz, se empañan mis ojos, es una alegría enorme a pesar de la congoja compartir lo que voy a relatar.
Principio de diciembre organizamos encontrarnos entre los primos en una cena.
Buscamos un restaurante pequeño pero elegante, cosa que hubiera buen vino y poco barullo. Deberíamos haber sido diez, cinco matrimonios, no comenté que rehíce mi vida de pareja y recuperé la felicidad de compartir el amor, mi mujer es hermosa en el corazón y la vida, compartimos manera de pensar y enfrentar los avatares en lo personal y lo social, la avidez de la lectura y el conocimiento y nuestras familias de hijos y sus parejas se han ensamblado con naturalidad y simpatía, a mis hijos y los de ella les tranquiliza saber que nos cuidaremos mutuamente y no dependemos de ellos aunque están dispuestos a socorrernos si los avatares de la edad nos invaden , volvamos a la cena.
Acomodados, besados, mirados y ordenado el menú, libado la primer copa con vino y servido el primer plato mi prima Alicia dice: -la semana pasada recibí un llamado telefónico que era, en ese momento, inquietante y de lo más extraño, era el conserje de un hotel que pregunta por la familia y me dice que tiene a su lado unos turistas franceses y si yo hablo francés, le contesto que no que no hablo francés pero que tengo un inglés como para no morirme de hambre en un viaje donde, obviamente, no hablen español, y me pone al teléfono a una tal Alice, Alice me cuenta que trae un encargo de un Sr. Jaques de Paris para que busque a una familia de este apellido en Buenos Aires y que desea, Alice y su marido Denis encontrarse conmigo, teniendo en cuenta la ocupación de mi marido desconfío del planteo pero no demasiado y acuerdo encontrarme con ellos en una confitería muy ruidosa y muy concurrida del centro en plena hora bancaria y luego de coordinarla con mi esposo.
Pareja normal en lo que se veía, aproximadamente de nuestra edad y vestidos de turistas, tostaditos y alegres, bolsos de compras de marcas conocidas caras e importantes, plano en la mano y buscando alguien con mis señas dadas previamente que no eran las que traía pero si conocía las de ellos y me acerqué, justificando mi cambio de look en el olvido el lavadero y no sé que otra mentira pero la cuestión es que estábamos juntos.
-Alice, dice Alice, nos llamamos igual es un buen comienzo: Tenemos un amigo en Paris, Jaques, que tiene tu mismo apellido y es hijo de uno de los hermanos de tu abuelo, es decir él es primo de tu papá y quedó huérfano en la guerra porque toda la familia fue asesinada en Auschwitz . -Quedé paralizada, impresionada, buscaba en mi memoria emotiva algún relato, algún comentario de nuestras familias, algo que me acercara a esta noticia, a esta presencia increíble y nueva. Me acordé que vos, Marcelo, en tu primer viaje a Europa en tu paso por Paris fuiste a visitar a alguien con quien no pudiste dar, pero no sabía si era pariente o que, o tenía que ver con tu trabajo o lo que sea, me vi inmersa en una confusión y confabulación donde se mezclaban las ideas los recuerdos y la emoción, me contaron más pero no mucho más, me dieron su dirección electrónica-.
Obviamente el resto de la cena estuvo totalmente enriquecida por la fantasía alrededor de esta incorporación a la historia familiar y no veía el momento de terminar con la cena llegar a casa y, no importaba la hora, sentarme frente a la computadora, escribirle a Jaques y empezar a conocer y tejer la historia, además tenía planeado un viaje a Europa para dentro de unos meses y una de mis hijas tenía una beca para especializarse en lo suyo en Bélgica pero iba previamente a pasar por Paris para pasar fin de año con unos amigos argentinos residentes allí y eso era en un par de semanas. Era mucho…Llegué, me serví una copa con vino, prendí la computadora, miré la pantalla…por donde empiezo:
Domingo 17 de diciembre Estimado Jaques Si te dijera que estoy más que emocionado para comenzar esta carta, seguro que me crees. Este encuentro es como un círculo necesario que la vida ha creado y que la misma vida nos permite consumarlo. Yo soy Marcelo, el nieto de León, mi querido abuelo León, que todas las tarde al volver de su trabajo, era vendedor de seguros, me traía caramelos que tenían forma de silbatos y silbaban y yo soplaba con fuerza para sacar el sonido agudo que molestaba a toda la familia e informaba que León había arribado. León murió cuando yo tenía cuatro años pero tengo grabado su barba blanca y su sombrero negro, mi mamá Helena, con H porque mi abuelo León culto y lector hacía de su hija una belleza griega, y lo era: rubia trigo, ojos clarísimos verdes y celestes, no caminaba, se deslizaba por la casa y por la vida, siempre con una sonrisa, ella hacía mover ese pelo amarillo y sedoso que me daba placer enredar mis dedos y sacarlos fácilmente sin tirar y ella reía y reía. Ya me siento cerca de ti a pesar de ser dos desconocidos pero que por sus venas corre la misma sangre. Hace 26 años estuve en Gentillí con una foto de mi abuelo León y una dirección incierta y no confirmada, toqué timbre, me atendieron pero no me abrieron, un vecino inquirió que hacía yo por allí, le expliqué como pude pero me entendió entonces él llamó pero tampoco tuvo éxito, tampoco abrieron ni salieron, entonces seguí de largo, no era mi prioridad. Quizás si se confirma mi viaje, vernos, conocernos, sería mágico!
Algo de mí: Marcelo, 62 años, tengo tres hijos, mujer mujer y varón, justamente mi hija segunda se esta yendo a Paris en unos días porque tiene una beca de la Secretaria de Cultura para especializarse en acrobacia en Bélgica pero primero pasa por Paris a compartir el fin de año con amigos. Yo trabajo hace treinta años en una gran empresa de argentina, soy viudo hace unos años, volví a hacer pareja y soy feliz. Lector voraz, amo viajar, la música clásica y el vino tinto, soy militante social, esto te lo cuento porque tus amigos comentaron que fuiste uno de los líderes de la primavera de Paris del 68 y por lo tanto las millas de distancia no son tantas cuando uno aspira a ideales semejantes. Jaques, hemos establecido contacto, espero y aspiro a que no se corte, deben seguir vinculadas nuestras vidas, nuestras familias y porque no nuestros sueños.
Así fue mi primera carta, te voy a contar las otras, las que recibí y las que envié y por supuesto nuestro encuentro.
No hablo francés y Jaques no habla español pero la traducción de Internet, con sus fallas no por la traducción y sí por el “tono” igual ayudará.
Jaques nació en 1937 y fue hijo de uno de los once hermanos que con sus padres huyeron de un Progrom en Polonia y se instalaron en Burdeos, tres de esos hermanos con sus familias vinieron a la Argentina en 1926, uno se instala en La Plata con una pequeña tienda y tiene dos hijas mujeres, otro se instala en Buenos Aires y se pierde en la historia y el tercero, León, se afinca en Coronel Suárez por unos meses, su mujer no se adapta y deciden volver a Europa, ya en el puerto de Buenos Aires unos amigos los invitan a ir a Rosario, León convence a su mujer y se afincan durante muchos años en esa ciudad donde Helena estudia, se recibe de enfermera y conoce a su futuro marido, un fabricante de sombreros, mi papá. Volvamos a Jaques, de los 8 hermanos que quedan en Francia con el comienzo de la Gran Guerra siete de ellos quedan del lado ocupado por el ejército alemán y una del otro. El papá de Jaques, comunista, se incorpora a la resistencia heroica de los Maquis contra el ejército nazi y muere en acción.
Acomodados, besados, mirados y ordenado el menú, libado la primer copa con vino y servido el primer plato mi prima Alicia dice: -la semana pasada recibí un llamado telefónico que era, en ese momento, inquietante y de lo más extraño, era el conserje de un hotel que pregunta por la familia y me dice que tiene a su lado unos turistas franceses y si yo hablo francés, le contesto que no que no hablo francés pero que tengo un inglés como para no morirme de hambre en un viaje donde, obviamente, no hablen español, y me pone al teléfono a una tal Alice, Alice me cuenta que trae un encargo de un Sr. Jaques de Paris para que busque a una familia de este apellido en Buenos Aires y que desea, Alice y su marido Denis encontrarse conmigo, teniendo en cuenta la ocupación de mi marido desconfío del planteo pero no demasiado y acuerdo encontrarme con ellos en una confitería muy ruidosa y muy concurrida del centro en plena hora bancaria y luego de coordinarla con mi esposo.
Pareja normal en lo que se veía, aproximadamente de nuestra edad y vestidos de turistas, tostaditos y alegres, bolsos de compras de marcas conocidas caras e importantes, plano en la mano y buscando alguien con mis señas dadas previamente que no eran las que traía pero si conocía las de ellos y me acerqué, justificando mi cambio de look en el olvido el lavadero y no sé que otra mentira pero la cuestión es que estábamos juntos.
-Alice, dice Alice, nos llamamos igual es un buen comienzo: Tenemos un amigo en Paris, Jaques, que tiene tu mismo apellido y es hijo de uno de los hermanos de tu abuelo, es decir él es primo de tu papá y quedó huérfano en la guerra porque toda la familia fue asesinada en Auschwitz . -Quedé paralizada, impresionada, buscaba en mi memoria emotiva algún relato, algún comentario de nuestras familias, algo que me acercara a esta noticia, a esta presencia increíble y nueva. Me acordé que vos, Marcelo, en tu primer viaje a Europa en tu paso por Paris fuiste a visitar a alguien con quien no pudiste dar, pero no sabía si era pariente o que, o tenía que ver con tu trabajo o lo que sea, me vi inmersa en una confusión y confabulación donde se mezclaban las ideas los recuerdos y la emoción, me contaron más pero no mucho más, me dieron su dirección electrónica-.
Obviamente el resto de la cena estuvo totalmente enriquecida por la fantasía alrededor de esta incorporación a la historia familiar y no veía el momento de terminar con la cena llegar a casa y, no importaba la hora, sentarme frente a la computadora, escribirle a Jaques y empezar a conocer y tejer la historia, además tenía planeado un viaje a Europa para dentro de unos meses y una de mis hijas tenía una beca para especializarse en lo suyo en Bélgica pero iba previamente a pasar por Paris para pasar fin de año con unos amigos argentinos residentes allí y eso era en un par de semanas. Era mucho…Llegué, me serví una copa con vino, prendí la computadora, miré la pantalla…por donde empiezo:
Domingo 17 de diciembre Estimado Jaques Si te dijera que estoy más que emocionado para comenzar esta carta, seguro que me crees. Este encuentro es como un círculo necesario que la vida ha creado y que la misma vida nos permite consumarlo. Yo soy Marcelo, el nieto de León, mi querido abuelo León, que todas las tarde al volver de su trabajo, era vendedor de seguros, me traía caramelos que tenían forma de silbatos y silbaban y yo soplaba con fuerza para sacar el sonido agudo que molestaba a toda la familia e informaba que León había arribado. León murió cuando yo tenía cuatro años pero tengo grabado su barba blanca y su sombrero negro, mi mamá Helena, con H porque mi abuelo León culto y lector hacía de su hija una belleza griega, y lo era: rubia trigo, ojos clarísimos verdes y celestes, no caminaba, se deslizaba por la casa y por la vida, siempre con una sonrisa, ella hacía mover ese pelo amarillo y sedoso que me daba placer enredar mis dedos y sacarlos fácilmente sin tirar y ella reía y reía. Ya me siento cerca de ti a pesar de ser dos desconocidos pero que por sus venas corre la misma sangre. Hace 26 años estuve en Gentillí con una foto de mi abuelo León y una dirección incierta y no confirmada, toqué timbre, me atendieron pero no me abrieron, un vecino inquirió que hacía yo por allí, le expliqué como pude pero me entendió entonces él llamó pero tampoco tuvo éxito, tampoco abrieron ni salieron, entonces seguí de largo, no era mi prioridad. Quizás si se confirma mi viaje, vernos, conocernos, sería mágico!
Algo de mí: Marcelo, 62 años, tengo tres hijos, mujer mujer y varón, justamente mi hija segunda se esta yendo a Paris en unos días porque tiene una beca de la Secretaria de Cultura para especializarse en acrobacia en Bélgica pero primero pasa por Paris a compartir el fin de año con amigos. Yo trabajo hace treinta años en una gran empresa de argentina, soy viudo hace unos años, volví a hacer pareja y soy feliz. Lector voraz, amo viajar, la música clásica y el vino tinto, soy militante social, esto te lo cuento porque tus amigos comentaron que fuiste uno de los líderes de la primavera de Paris del 68 y por lo tanto las millas de distancia no son tantas cuando uno aspira a ideales semejantes. Jaques, hemos establecido contacto, espero y aspiro a que no se corte, deben seguir vinculadas nuestras vidas, nuestras familias y porque no nuestros sueños.
Así fue mi primera carta, te voy a contar las otras, las que recibí y las que envié y por supuesto nuestro encuentro.
No hablo francés y Jaques no habla español pero la traducción de Internet, con sus fallas no por la traducción y sí por el “tono” igual ayudará.
Jaques nació en 1937 y fue hijo de uno de los once hermanos que con sus padres huyeron de un Progrom en Polonia y se instalaron en Burdeos, tres de esos hermanos con sus familias vinieron a la Argentina en 1926, uno se instala en La Plata con una pequeña tienda y tiene dos hijas mujeres, otro se instala en Buenos Aires y se pierde en la historia y el tercero, León, se afinca en Coronel Suárez por unos meses, su mujer no se adapta y deciden volver a Europa, ya en el puerto de Buenos Aires unos amigos los invitan a ir a Rosario, León convence a su mujer y se afincan durante muchos años en esa ciudad donde Helena estudia, se recibe de enfermera y conoce a su futuro marido, un fabricante de sombreros, mi papá. Volvamos a Jaques, de los 8 hermanos que quedan en Francia con el comienzo de la Gran Guerra siete de ellos quedan del lado ocupado por el ejército alemán y una del otro. El papá de Jaques, comunista, se incorpora a la resistencia heroica de los Maquis contra el ejército nazi y muere en acción.
En 1942 se produce una redada en la que todos los judíos no franceses son llevados a un campo de concentración, cuando allanan la casa donde estaba Jaques con su madre a ella la detienen y a él, cuatro años y con paperas lo llevan a un hospital, de ahí la resistencia francesa informada por la tía no secuestrada rescata al pequeño…ese pequeño es Jaques, toda la familia fue gaseada en el campo de concentración de Auschwitz .
París 19 de diciembre Marcelo, mi primo..La casualidad hace bien las cosas. Es gracias al viaje de nuestros amigos, Alice y Denis que pude volver a entablar conocimiento con nuestra alejada y ahora cercana familia de la argentina. Conocía la existencia pero ahora se ha convertido en una realidad. Es cierto que ha sido para mi muy dificultoso debido esencialmente a las circunstancias de la historia. Tengo 69 años y estoy retirado hace siete, Tengo tres hijos, mujer 41 años, varón 39 años y varón 35 años y estoy casado por segunda vez desde hace 10 años y vivo en una casa que tiene lugar para ti si te decides viajar. Leí que tu hija viaja a París, que casualidad que mi hijo menor se especializa en lo mismo que tu hija, seguro que tendrán mucho para contarse, te paso al pie su dirección y teléfono. Un abrazo afectuoso Jaques.
Hubo más “cartas”, hubo fotos…al fin viajé, nuestro abrazo en el aeropuerto de Orly, nuestras lágrimas, nuestras palmas en las espaldas fue la consternación de los pasajeros que miraban ese encuentro con sorpresa y simpatía.
Charlamos y paseamos, fuimos al cementerio Pere Lachaise, en el monumento a los deportados figuran todos los tíos de mi mamá y sus cónyuges y en el Museo de la Shoah en Paris en la pared están grabados todos los deportados y obviamente mis parientes…
Mi primo encontró una familia y yo encontré una historia emocionante y conmocionante.
París 19 de diciembre Marcelo, mi primo..La casualidad hace bien las cosas. Es gracias al viaje de nuestros amigos, Alice y Denis que pude volver a entablar conocimiento con nuestra alejada y ahora cercana familia de la argentina. Conocía la existencia pero ahora se ha convertido en una realidad. Es cierto que ha sido para mi muy dificultoso debido esencialmente a las circunstancias de la historia. Tengo 69 años y estoy retirado hace siete, Tengo tres hijos, mujer 41 años, varón 39 años y varón 35 años y estoy casado por segunda vez desde hace 10 años y vivo en una casa que tiene lugar para ti si te decides viajar. Leí que tu hija viaja a París, que casualidad que mi hijo menor se especializa en lo mismo que tu hija, seguro que tendrán mucho para contarse, te paso al pie su dirección y teléfono. Un abrazo afectuoso Jaques.
Hubo más “cartas”, hubo fotos…al fin viajé, nuestro abrazo en el aeropuerto de Orly, nuestras lágrimas, nuestras palmas en las espaldas fue la consternación de los pasajeros que miraban ese encuentro con sorpresa y simpatía.
Charlamos y paseamos, fuimos al cementerio Pere Lachaise, en el monumento a los deportados figuran todos los tíos de mi mamá y sus cónyuges y en el Museo de la Shoah en Paris en la pared están grabados todos los deportados y obviamente mis parientes…
Mi primo encontró una familia y yo encontré una historia emocionante y conmocionante.
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