miércoles, 9 de abril de 2014

SE DICE DE MI...



El Chispa era el tipo de mejor pinta de la cuadra, de la manzana, te diría del barrio y hasta de la ciudad. El Chispa tenía todas las minas que quería pero era fiel a su mujer, no decía su esposa porque no hubo ceremonia religiosa y tampoco civil, hicieron una fiestita para la familia y amigos en el boliche del Tuerto y cada uno con un bolsito se fueron a vivir juntos a una pieza neutral que era donde el Chispa hacía de sereno en el galpón desocupado después que los patrones de la hilandería se fugaran con máquina y todo dejando colgado no solo a los de la luz y el teléfono sino también a los del gobierno y a los que laburaban ahí.  El laburo de sereno se lo había conseguido Pelo que asesoraba a un concejal y tenía banca con la banca.  A cambio Chispa le guardaba algunos paquetes que no sabía que había adentro pero favor con favor se paga y amor con amor se paga  y Chispa no preguntaba y Pelo no contaba, solo pedía espacio para esos paquetes que llegaban de noche y se iban muy de mañana.
Todos en el barrio sabíamos que Pelo pagaba con “líneas” y también se daba con “líneas”, todos en la cuadra nos imaginábamos que en los paquetes que todos veíamos llegar por la noche e irse muy de mañana había “tocos” “chutos” y hasta “tizas” pero nadie batía, batir no era de machos y nosotros éramos muy.
Por las mañanas la jermu de Chispa se iba a laburar, era cajera en el ferrocarril y todo el día meta boleto y boleto, cuando la jermu de Chispa, que era mi vieja vamos a aclarar, se iba a laburar Chispa se metía en el almacén  de Ojos y se pasaba toda la mañana charlando con el hijo mayor que estudiaba en la facultad y ya había estado preso dos veces por no sé qué cosas de las que estudiaba.
Mi vieja era viuda porque a mi viejo le habían encajado dos coscorrones de los gruesos en una huelga de los de los trenes, él era guarda y el Chispa era también guarda y amigo de mi viejo y por eso de las muertes a Chispa lo habían dejado cesante o se había escapado o no sé pero la cuestión que a mi vieja le dieron un puesto y al Chispa la del espiante. Yo no vivía con ellos, vivía en una pieza en un convento cerca del galpón, no quería tener nada que ver con las bolsas de Pelo, no estaba seguro pero estaba seguro que la frula estaba engatusada en esos paquetes, ¿sinó porque tanto misterio eh?
Nadie le contaba nada a nadie ni de los paquetes ni de la gente que había empezado a visitar el galpón por las tardes pero todos sabíamos que algo pasaba y aunque ni lo comentábamos entre nosotros, nos mirábamos sabiendo que pasaba algo que no teníamos que saber.
Una tarde vimos un camión muy cubierto que no se veía nada adentro y se paró un poco más adelante que la puerta del galpón, estuvo un rato largo como media hora y se fue.
Después un auto y lo mismo, más tarde una chata…
El Chispa después de charlar toda la mañana con el hijo de Ojos se volvía al galpón y no lo veía hasta el otro día…y yo propio el hijo de la mujer de Chispa no sabía nada y mi vieja cuando nos encontrábamos alguna vez en mi pieza para comer algo juntos, nunca en el galpón que era como santuario al que no se podía entrar, no respondía a mis preguntas sobre su vida en común y zafaba hablando de programas de la tele o de las noticias más contadas.  Un día fui directo al mazo y le dije a mi vieja: ¿Che, ahí en el galpón hay frula no cierto? Me miró con sorpresa, ¿Cómo me decís eso Moncho? ¿Quién te pudo meter en la cabeza que yo haría algo así? Y se fue, antes de pasar la puerta, se dio vuelta me miró otra vez con mirada de madre leona No te cuento para cuidarte hijo.
Y ya ves sigo viniendo todos los Jueves a la Plaza, en una de esas, en las vueltas de la vida, en las vueltas que doy me la encuentro a ella y al Chispa.

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