El Chispa era el tipo de mejor pinta
de la cuadra, de la manzana, te diría del barrio y hasta de la ciudad. El
Chispa tenía todas las minas que quería pero era fiel a su mujer, no decía su
esposa porque no hubo ceremonia religiosa y tampoco civil, hicieron una
fiestita para la familia y amigos en el boliche del Tuerto y cada uno con un
bolsito se fueron a vivir juntos a una pieza neutral que era donde el Chispa
hacía de sereno en el galpón desocupado después que los patrones de la
hilandería se fugaran con máquina y todo dejando colgado no solo a los de la
luz y el teléfono sino también a los del gobierno y a los que laburaban
ahí. El laburo de sereno se lo había
conseguido Pelo que asesoraba a un concejal y tenía banca con la banca. A cambio Chispa le guardaba algunos paquetes
que no sabía que había adentro pero favor con favor se paga y amor con amor se
paga y Chispa no preguntaba y Pelo no
contaba, solo pedía espacio para esos paquetes que llegaban de noche y se iban
muy de mañana.
Todos en el barrio sabíamos que Pelo
pagaba con “líneas” y también se daba con “líneas”, todos en la cuadra nos
imaginábamos que en los paquetes que todos veíamos llegar por la noche e irse
muy de mañana había “tocos” “chutos” y hasta “tizas” pero nadie batía, batir no
era de machos y nosotros éramos muy.
Por las mañanas la jermu de Chispa
se iba a laburar, era cajera en el ferrocarril y todo el día meta boleto y
boleto, cuando la jermu de Chispa, que era mi vieja vamos a aclarar, se iba a
laburar Chispa se metía en el almacén de
Ojos y se pasaba toda la mañana charlando con el hijo mayor que estudiaba en la
facultad y ya había estado preso dos veces por no sé qué cosas de las que
estudiaba.
Mi vieja era viuda porque a mi viejo
le habían encajado dos coscorrones de los gruesos en una huelga de los de los
trenes, él era guarda y el Chispa era también guarda y amigo de mi viejo y por
eso de las muertes a Chispa lo habían dejado cesante o se había escapado o no
sé pero la cuestión que a mi vieja le dieron un puesto y al Chispa la del
espiante. Yo no vivía con ellos, vivía en una pieza en un convento cerca del
galpón, no quería tener nada que ver con las bolsas de Pelo, no estaba seguro
pero estaba seguro que la frula estaba engatusada en esos paquetes, ¿sinó
porque tanto misterio eh?
Nadie le contaba nada a nadie ni de
los paquetes ni de la gente que había empezado a visitar el galpón por las
tardes pero todos sabíamos que algo pasaba y aunque ni lo comentábamos entre
nosotros, nos mirábamos sabiendo que pasaba algo que no teníamos que saber.
Una tarde vimos un camión muy
cubierto que no se veía nada adentro y se paró un poco más adelante que la
puerta del galpón, estuvo un rato largo como media hora y se fue.
Después un auto y lo mismo, más
tarde una chata…
El Chispa después de charlar toda la
mañana con el hijo de Ojos se volvía al galpón y no lo veía hasta el otro día…y
yo propio el hijo de la mujer de Chispa no sabía nada y mi vieja cuando nos
encontrábamos alguna vez en mi pieza para comer algo juntos, nunca en el galpón
que era como santuario al que no se podía entrar, no respondía a mis preguntas
sobre su vida en común y zafaba hablando de programas de la tele o de las
noticias más contadas. Un día fui
directo al mazo y le dije a mi vieja: ¿Che,
ahí en el galpón hay frula no cierto? Me miró con sorpresa, ¿Cómo me decís eso Moncho? ¿Quién te pudo
meter en la cabeza que yo haría algo así? Y se fue, antes de pasar la
puerta, se dio vuelta me miró otra vez con mirada de madre leona No te cuento para cuidarte hijo.
Y ya ves sigo viniendo todos los
Jueves a la Plaza, en una de esas, en las vueltas de la vida, en las vueltas
que doy me la encuentro a ella y al Chispa.
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