sábado, 11 de enero de 2014

PALOMAR



EL PALOMAR – ROBERTO ALFIZ
Escuché lejano y sordo la apertura de la puerta de calle.
Escuché lejano y sordo el pisar sobre el pasto seco y luego el caminar sobre el pedregullo que cubre la entrada del auto...
-O dejó el auto a la entrada de la casa o directamente llegó caminando, obvio subte y tren es más fácil y rápido que venir en auto desde el centro con todo el tránsito y las calles cortadas por los re asfaltos en planes sin control que entrecruzan y dificultan los trayectos-le comenté a mis congéneres…
Finalmente la llave y la puerta que se abre muy despacio, con el cuidado  con que se manipula un gran bulto o una pieza frágil de cristal, de orfebrería, de arena mojada, de un árido recién horneado.
Hay una silla frente a nosotros, esto es todo lo que queda del mobiliario, nuestros dos palomares y esa silla vetusta fea desgastada desagradable reciclada de un rincón y que sirvió como base para sacar las arañas y convertir el artefacto de iluminación bonito agradable y diseñado a un humilde y desvencijado par de cables que sostiene una bombita de luz de las de 25 bujías para que sea más barata.
Poco a poco, en unas semanas y no en un día la casa se fue despoblando de las historias con que a lo largo de más de 40 años la fueron habitando la fueron vistiendo le dieron ese “olor” a hogar, y ahora esta vida se acaba... 
Acá hubo nacimientos cumpleaños casamientos pantalón largo defunciones inauguraciones corpiños festejos varios toallas higiénicas encuentros desencuentros chismes novedades navidades bautismos ocultamientos primeros coitos y primeros cigarrillos y también primeras masturbaciones.  Tantos acontecimientos se fueron yendo con la memoria de los que ya no habitan y lo restos de muebles trasladados en camionetas tan desvencijadas como la silla que sirvió de base para apagar la luz y encender otra.
Quedamos nosotros.  Vos y nosotros. Lo hiciste a propósito.  Querías que quedemos para el final. Este preciso final, este momento único y solos: vos y nosotros. 
Nos mirás con detenimiento. Cada estante de este palomar tiene un sentido y ese sentido se lo diste vos.  La parte derecha superior está dedicada a la ciencia ficción, tus amigos de la juventud Asimov Bradbury Blish Santos y otros hermanos te miran desde sus lomos donde figuran los nombres con que han sido bautizados.  Y sonreís contemplando  el orden lógico. Asimov y todos sus hijos desde donde te observan los robots las fundaciones, en una punta están los trífidos que te marcaron el miedo y también la ilustración del hombre que pergeñó Bradbury o las crónicas desde Marte que si no fueran fantasiosas serian lo que son reales de pura realidad.
Más abajo crimen y misterio desde donde Hammet Chandler o Mc Donnall discuten si es mejor la novela negra o el misterio del cuarto amarillo y Conan Doyle dando vida a Holmes, mientras Mankel y Agatha discuten si Bogart es el actor perfecto para hacer de cínico en el Halcón Maltés.

-Acá estoy yo, León Tolstoy, el dueño amo y señor de la novela Rusa…
-No señor, el cetro es mío aunque no sea ruso, nadie como yo ha sabido entretener a los púberes, yo soy Tarzán y mi padre es Bourroghs que no es una máquina de escribir y sí es una máquina de escribir…
-No señor –dice don León- yo fui parte de los primeros regalos de libros que recibiste ¿no es verdad Agustín? –

Y Agustín te despertás, aunque no estás dormido, y sentís que tus palomas, los libros que acumulaste y leíste uno por uno te hablan, te recuerdan sus argumentos, como los acariciaste marcaste ordenaste y construiste para ellos, tus hermanos, más de dos mil, estas dos bibliotecas, dos palomares como te gusta llamar.
Hacia la izquierda lo que se llama literatura de entretenimiento.  Te encontrás con Potter,

-¿hola Agustín? ¡Mírame!!! ¡Soy Harry!!! Hola, te entretuve aunque habías superado los 50 de edad eh…y creías que la novela juvenil estaba terminada eh…ojo adonde me vas a llevar y mucho cuidado donde me ponés eh, mirá que soy valioso y famoso, valioso porque te entretuve y famoso porque me prestaste y luchaste para recuperarme.
-Che Agustín no te olvides de mí, soy Jonathan Black y soy Ludlum soy Sheldon soy  soy-. Muchos “soy”,

Cada uno quiere ser tenido en cuenta, ¿no es así Agustín?
Y Agustín nos mira desde esa  silla para el cadalso.
Y ya vés Agustín tus hermanos ensordecedores quieren que sepas que están y que aunque los hayas acariciado en una sola lectura el hecho que les quitaras el polvo, que los cuidaras y elogiaras, que los registres es suficiente para que ellos acrecienten el amor por ti.
Y todo el resto de este palomar con literatura llamada seria, Bovary Gordon Capote Conrad Eco y tantos otros…Los 9 tomos de la historia de Grecia, la vida de Bonaparte, Pasteur, Kennedy y Chaplin y en un lugar preferencial Thomas Mann.

-Hola Agustín, soy Mann, sé que me entendés aunque no hables mi idioma, sé que me admirás, pues bien, yo también a ti, tu amor por los libros y por sus autores se transmite, es recíproco.  A mí también me interesa que en el otro lugar donde seguramente nos vas a llevar tengamos un espacio sano luminoso y limpio como acá en esta casa casi histórica, histórica para los habitantes de estos palomares.
-Además Agustín queremos agradecerte el adorno, en cada estante de cada división hay un recuerdo de viaje: un bailarín brasileño, una figura de un ortodoxo judío, un soldado escocés, un guerrero de terracota chino una muñeca de Japón una bailarina de flamenco un indio de ecuador un vikingo y más.


En el otro palomar tenés ordenado toda literatura de habla castellana…están los ensayos sobre la realidad de la Patria…Te mira Verbitski desde el lomo, varios de Majul, Cerrutti, Menem y Perón. La Fede de Gilbert, Zloto…
También están Almudena y Zafón en lugar destacado.


Agustín “escucha” a sus hermanos los libros, no se sorprende por el monólogo que establecen, por los reclamos que inauguran, inauguran dado que la situación de presunto traslado es original, han vivido toda su vida en estos palomares.  Mira los libros con nostalgia con amor, estos libros le han enseñado a hablar a puntualizar, le han paseado por la fantasía y por la realidad, le han dado criterios y mejorado el ocio.  Ama  sus libros y su amor se potencia al escuchar que sus libros le corresponden de la misma forma….mira y remira este palomar del habla castellana.


-¡Hola Agustín!! Soy Mempo, ¡nunca venís por el Chaco!!
-Hola amigo soy Shua te gustaron mis cuentos eh?


Y aquí esta Piñeyro... Agustín pusiste en un lugar preferencial a dos de tus mejores amigos, Mujica Lainez porque siempre te apasionó el detalle con que pinta una escalera o un cuadro, y te sentís subiendo la escalera y hasta pintando, también García Márquez, no lo querés por lo que piensa pero te admirás ante las fantasías tan creíbles que supo perfeccionar con habilidad mágica.
Tomando un café están Bonasso Serrano Martinez Saramago que te invitan a compartir un momento de paz y charlar obviamente sobre libros…

Ya es la hora, es la hora de embalar los recuerdos, es hora de esconder los pensamientos, es hora de ocultarse, nadie podrá secuestrar esta parte emocionante y conmocionante de tu vida, sabemos que es difícil pero más difícil será si se consuma lo que presumís…
Te parás y estirás los músculos, hacés un bollo de papel, dos bollos, tres bollos, das vuelta la vieja silla y la colocás al lado del palomar, encendés un fósforo y prendés un bollo que se transmite a otro, tomás el diario que traías cuando entraste a la casa, lo último que mirás es la fecha: 25 de marzo de 1976…

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