EL
PALOMAR – ROBERTO ALFIZ
Escuché lejano y sordo la apertura
de la puerta de calle.
Escuché lejano y sordo el pisar
sobre el pasto seco y luego el caminar sobre el pedregullo que cubre la entrada
del auto...
-O dejó el auto a la entrada de la
casa o directamente llegó caminando, obvio subte y tren es más fácil y rápido
que venir en auto desde el centro con todo el tránsito y las calles cortadas
por los re asfaltos en planes sin control que entrecruzan y dificultan los
trayectos-le comenté a mis congéneres…
Finalmente la llave y la puerta que
se abre muy despacio, con el cuidado con
que se manipula un gran bulto o una pieza frágil de cristal, de orfebrería, de
arena mojada, de un árido recién horneado.
Hay una silla frente a nosotros,
esto es todo lo que queda del mobiliario, nuestros dos palomares y esa silla
vetusta fea desgastada desagradable reciclada de un rincón y que sirvió como
base para sacar las arañas y convertir el artefacto de iluminación bonito
agradable y diseñado a un humilde y desvencijado par de cables que sostiene una
bombita de luz de las de 25 bujías para que sea más barata.
Poco a poco, en unas semanas y no en
un día la casa se fue despoblando de las historias con que a lo largo de más de
40 años la fueron habitando la fueron vistiendo le dieron ese “olor” a hogar, y
ahora esta vida se acaba...
Acá hubo nacimientos cumpleaños
casamientos pantalón largo defunciones inauguraciones corpiños festejos varios toallas
higiénicas encuentros desencuentros chismes novedades navidades bautismos
ocultamientos primeros coitos y primeros cigarrillos y también primeras
masturbaciones. Tantos acontecimientos se
fueron yendo con la memoria de los que ya no habitan y lo restos de muebles
trasladados en camionetas tan desvencijadas como la silla que sirvió de base
para apagar la luz y encender otra.
Quedamos nosotros. Vos y nosotros. Lo hiciste a propósito. Querías que quedemos para el final. Este preciso
final, este momento único y solos: vos y nosotros.
Nos mirás con detenimiento. Cada
estante de este palomar tiene un sentido y ese sentido se lo diste vos. La parte derecha superior está dedicada a la
ciencia ficción, tus amigos de la juventud Asimov Bradbury Blish Santos y otros
hermanos te miran desde sus lomos donde figuran los nombres con que han sido
bautizados. Y sonreís contemplando el orden lógico. Asimov y todos sus hijos
desde donde te observan los robots las fundaciones, en una punta están los
trífidos que te marcaron el miedo y también la ilustración del hombre que
pergeñó Bradbury o las crónicas desde Marte que si no fueran fantasiosas serian
lo que son reales de pura realidad.
Más abajo crimen y misterio desde
donde Hammet Chandler o Mc Donnall discuten si es mejor la novela negra o el
misterio del cuarto amarillo y Conan Doyle dando vida a Holmes, mientras Mankel
y Agatha discuten si Bogart es el actor perfecto para hacer de cínico en el
Halcón Maltés.
-Acá estoy yo, León Tolstoy, el
dueño amo y señor de la novela Rusa…
-No señor, el cetro es mío aunque no
sea ruso, nadie como yo ha sabido entretener a los púberes, yo soy Tarzán y mi
padre es Bourroghs que no es una máquina de escribir y sí es una máquina de
escribir…
-No señor –dice don León- yo fui
parte de los primeros regalos de libros que recibiste ¿no es verdad Agustín? –
Y Agustín te despertás, aunque no
estás dormido, y sentís que tus palomas, los libros que acumulaste y leíste uno
por uno te hablan, te recuerdan sus argumentos, como los acariciaste marcaste
ordenaste y construiste para ellos, tus hermanos, más de dos mil, estas dos
bibliotecas, dos palomares como te gusta llamar.
Hacia la izquierda lo que se llama
literatura de entretenimiento. Te
encontrás con Potter,
-¿hola Agustín? ¡Mírame!!! ¡Soy
Harry!!! Hola, te entretuve aunque habías superado los 50 de edad eh…y creías
que la novela juvenil estaba terminada eh…ojo adonde me vas a llevar y mucho
cuidado donde me ponés eh, mirá que soy valioso y famoso, valioso porque te
entretuve y famoso porque me prestaste y luchaste para recuperarme.
-Che Agustín no te olvides de mí,
soy Jonathan Black y soy Ludlum soy Sheldon soy soy-. Muchos “soy”,
Cada uno quiere ser tenido en
cuenta, ¿no es así Agustín?
Y Agustín nos mira desde esa silla para el cadalso.
Y ya vés Agustín tus hermanos
ensordecedores quieren que sepas que están y que aunque los hayas acariciado en
una sola lectura el hecho que les quitaras el polvo, que los cuidaras y
elogiaras, que los registres es suficiente para que ellos acrecienten el amor
por ti.
Y todo el resto de este palomar con
literatura llamada seria, Bovary Gordon Capote Conrad Eco y tantos otros…Los 9
tomos de la historia de Grecia, la vida de Bonaparte, Pasteur, Kennedy y Chaplin
y en un lugar preferencial Thomas Mann.
-Hola Agustín, soy Mann, sé que me
entendés aunque no hables mi idioma, sé que me admirás, pues bien, yo también a
ti, tu amor por los libros y por sus autores se transmite, es recíproco. A mí también me interesa que en el otro lugar
donde seguramente nos vas a llevar tengamos un espacio sano luminoso y limpio
como acá en esta casa casi histórica, histórica para los habitantes de estos
palomares.
-Además Agustín queremos agradecerte
el adorno, en cada estante de cada división hay un recuerdo de viaje: un
bailarín brasileño, una figura de un ortodoxo judío, un soldado escocés, un
guerrero de terracota chino una muñeca de Japón una bailarina de flamenco un
indio de ecuador un vikingo y más.
En el otro palomar tenés ordenado
toda literatura de habla castellana…están los ensayos sobre la realidad de la
Patria…Te mira Verbitski desde el lomo, varios de Majul, Cerrutti, Menem y
Perón. La Fede de Gilbert, Zloto…
También están Almudena y Zafón en
lugar destacado.
Agustín “escucha” a sus hermanos los
libros, no se sorprende por el monólogo que establecen, por los reclamos que
inauguran, inauguran dado que la situación de presunto traslado es original, han
vivido toda su vida en estos palomares.
Mira los libros con nostalgia con amor, estos libros le han enseñado a
hablar a puntualizar, le han paseado por la fantasía y por la realidad, le han
dado criterios y mejorado el ocio. Ama sus libros y su amor se potencia al escuchar
que sus libros le corresponden de la misma forma….mira y remira este palomar del
habla castellana.
-¡Hola Agustín!! Soy Mempo, ¡nunca
venís por el Chaco!!
-Hola amigo soy Shua te gustaron mis
cuentos eh?
Y aquí esta Piñeyro... Agustín
pusiste en un lugar preferencial a dos de tus mejores amigos, Mujica Lainez
porque siempre te apasionó el detalle con que pinta una escalera o un cuadro, y
te sentís subiendo la escalera y hasta pintando, también García Márquez, no lo
querés por lo que piensa pero te admirás ante las fantasías tan creíbles que
supo perfeccionar con habilidad mágica.
Tomando un café están Bonasso
Serrano Martinez Saramago que te invitan a compartir un momento de paz y charlar
obviamente sobre libros…
Ya es la hora, es la hora de embalar
los recuerdos, es hora de esconder los pensamientos, es hora de ocultarse,
nadie podrá secuestrar esta parte emocionante y conmocionante de tu vida,
sabemos que es difícil pero más difícil será si se consuma lo que presumís…
Te parás y estirás los músculos, hacés
un bollo de papel, dos bollos, tres bollos, das vuelta la vieja silla y la
colocás al lado del palomar, encendés un fósforo y prendés un bollo que se
transmite a otro, tomás el diario que traías cuando entraste a la casa, lo último
que mirás es la fecha: 25 de marzo de 1976…
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