lunes, 16 de junio de 2014

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Con el casco blanco se siente importante, como si fuera más trabajador, además la camisa azul, la cincha en la cintura y los zapatos de seguridad… si hasta se casaría con esa ropa.  Se sacó una foto con el celular vestido de laburante para mostrarla en el barrio.
Hay un poco bastante de frio, casi dos grados, menos frio que en el suburbio donde vive que encima siempre está embarrado y parece que fuera más frio todavía que el frío en el laburo.
Esta mañana como todas las mañanas se levantó, se vistió y rápido al merendero para un pan y el mate cocido, no es que no tenga para el mate, pero no va a prender el eléctrico para el solo. Cuando tenía mujer valía la pena para los dos pero ahora mejor el merendero. La mujer trabaja acomodando mercadería en un super pero ya no quiere vivir con él, que la cama es estrecha, que no se baña, que a veces se emborracha, no siempre pero ocurre.
Emir es alto, casi dos metros, delgado con esa flacura de los que no engordan aunque coman todo lo que lo posibilitaría, cara angosta con nariz afilada, ojos pequeños y extraños muy por debajo de las cejas formando tres capas geológicas en la cara: la frente y el pelo, las cejas y finalmente los ojos pequeños y oscuros como de ave de presa tan cerca de la nariz y la boca que impresiona, no usa bigote pero la barba siempre está presente aunque se afeite como para ir a bailar Se afeita por la noche al volver del trabajo, para robarle un par de minutos al sueño, y ya por la mañana hay una sombra que se va pronunciando a medida que avanza el atardecer como sucede con la noche que arrastra el final del día.
Nomás de llegado a la obra le indican un camión y sin preguntar se apropia del lugar del acompañante, mucho frío para ir a la intemperie.
En la ruta hacia la obra pasan por el centro, muchos carteles, mucha gente, mucho tránsito y la lentitud de ese tránsito le permite ver con detenimiento por los lugares que pasan, que lindo, sin falta el domingo me vengo. En un cruce mucha gente alborotada y alborotando, no dejan pasar los vehículos, no le quedó claro si festejan o se quejan.
De los edificios altos, altísimos y de la gente como hormigas por las veredas y las calles llegan a otro barrio más tranquilo, menos gente y casas casi todas bajas a lo sumo de un piso más pero bellas, pintaditas acomodadas.
Enseguida a poner las vallas y hacer los pozos, él pone las vallas y otros hacen los pozos, así todo el día, al final él también se pone a cavar, sus compañeros bromean con su altura, dicen que el pozo de él seguro debe ser más profundo para convencer al capataz que cava.
Ese domingo se pone la camisa blanca y a buscar el centro. 
Averiguó como llegar con el tren y el colectivo, sencillito, en media hora ya está por donde había pasado con el camión, hay menos gente pero los mismos carteles.
Camina despacio admirando todo, las manos en los bolsillos de la campera.
En una esquina se para un auto de la policía y se bajan dos uniformados, se le acercan y de un empujón lo arrinconan en un portal DOCUMENTOS PELOTUDO!!
Cuando metió la mano en el bolsillo le pegaron con el bastón QUE TENES AHÍ HIJO DE PUTA!!! LLEVATELO, ESTA MIERDA TIENE CARA DE CHORRO!!!!.

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